La dinámica del mundo actual, demanda de los usuarios acciones capaces de contribuir a la conversación del medio ambiente y la optimización de los recursos. Esta es una premisa que está cada vez más presente en las sociedades actuales, y tiene como base el camino de la sostenibilidad como estilo de vida.
El cambio climático, la escasez de insumos, los prolongados períodos de sequías y las fuertes olas de calor o frío en algunas partes del mundo, han ocasionado que los ciudadanos comiencen a mirar hacia lo sustentable, modificando sus hábitos y tomando conciencia sobre su comportamiento.
Ya no basta con procurar únicamente satisfacer las necesidades de la población actual. Ahora, el nuevo contexto obliga a las personas a replantear las prioridades y también velar por las generaciones futuras, impulsando la sostenibilidad.
A modo de ejemplo, por minuto se tiran al suelo cerca de un millón de botellas de plástico de un solo uso al año. Si esta situación continúa, las consecuencias podrían ser irreversibles y los expertos prevén que para el 2050, habrá más plásticos que peces en los océanos. Así lo indica un estudio de las Organización de las Naciones Unidas (ONU).
En Latinoamérica, particularmente en Chile, la sostenibilidad requiere de un esfuerzo mucho mayor. Si bien el país ha dado algunos pasos en la materia, todavía se necesitan políticas e iniciativas que contribuyan a reducir fenómenos cada vez más presentes en el ecosistema nacional como es el caso de los incendios.
Según el Sistema Digital para Control de Operaciones (SIDCO), de CONAF, tan solo entre 2020 y 2021 se produjeron 2.575 incendios forestales, afectando a 31.313 hectáreas de la superficie. Un dato alarmante si se toma en consideración que entre 2019 y 2020 la cantidad de superficie afectada por los incendios no superó las 6.500.
Frente a este panorama, la sostenibilidad se convierte en un eje clave para que consumidores y empresas puedan potenciar el triple impacto, contribuyendo con acciones que logren impactar positivamente en los aspectos económicos, sociales y medioambientales.
Sostenibilidad: ¿Qué es y por qué es importante?
Para hablar de sostenibilidad, se debe tener como base que es un fenómeno que busca garantizar la disponibilidad de recursos naturales de cara a los próximos años.
Desde hace décadas la ONU ya venía destacando su protagonismo y lo definen como “lo que permite satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la habilidad de las futuras generaciones de satisfacer sus necesidades propias”.
No es nada nuevo. Sin embargo, en los últimos tiempos ha estado más presente en las inquietudes de los consumidores, ya que los usuarios manifiestan una preocupación sincera por el medio ambiente y la escasez de sus recursos.
Entender su importancia implica tener conocimiento sobre tres pilares fundamentales:
- Desde una perspectiva personal, es que los ciudadanos sean conscientes de que la naturaleza no es una fuente inagotable de recursos. De ahí entonces que su protección y uso consciente debe ser prioridad para lograr acciones contundentes.
- Busca el desarrollo social, es decir, promueve la integración de las culturas y las comunidades en pro de alcanzar niveles satisfactorios de salud y educación.
- Impulsa el crecimiento económico, un crecimiento que además está fundamentado en acciones que no dañan el medio ambiente.

De acuerdo a lo anteriormente expuesto, se puede decir entonces que la sostenibilidad es un modelo de negocio que procura no solo generar riquezas, sino también satisfacer las necesidades de los usuarios, destacando la motivación que tienen las empresas de incidir positivamente en el cuidado del planeta y las personas.
Triple impacto, el modelo económico de la sostenibilidad
Impulsar la sostenibilidad depende de los Gobiernos, a través de políticas públicas que fomenten su implementación; de los ciudadanos en sus hábitos y acciones cotidianas y de las empresas, como entes capaces de generar cambios a través de la fuerza del mercado.
Para entender cómo funciona la sostenibilidad, es necesario comprender qué es el triple impacto. Se trata de un modelo de negocio que más allá de perseguir un objetivo financiero, es decir, ingresos medibles, tiene como enfoque generar un impacto social y medioambiental positivo que beneficie a las personas y el planeta.
Es necesario destacar que la rentabilidad económica sigue siendo el objetivo del negocio. Sin embargo, sus acciones más que provocar ganancias están direccionadas en el bien común, promoviendo el uso de recursos sustentables y convirtiéndose en agentes de cambios para la sociedad.
Si bien no es el modelo de negocio que mayor domina el mercado, paulatinamente se ha generado un auge de organizaciones que nacen o trabajan en el camino de esta perspectiva. En 2022, Latinoamérica registró más de 1.000 Empresas B a nivel regional, de las cuales Chile posee el 24%.
Impacto social:
Antes de desarrollar este punto es importante aclarar que las organizaciones con impacto social no son precisamente ONG’s.
Las Empresas B certificadas, que direccionan sus acciones a generar impacto positivo en la sociedad, además de crear nuevos puestos de trabajo, buscan resolver problemas sociales, promueven la inclusión y tienen como prioridad hacer crecer a sus colaboradores, entre otras acciones que impactan de manera positiva en las personas y el planeta.
En este sentido, se constituyen como organizaciones con objetivos alineados a dejar una huella en la comunidad y a mejorar el entorno, por medio de políticas destinadas a lograr que todos los actores que forman parte del proceso comercial, desde empleados hasta consumidores finales se beneficien de la compañía.
Impacto medioambiental
El medio ambiente es una ocupación de todos. Para las Empresas B esta afirmación se vuelve aún más importante, ya que significa ser responsable con el uso y explotación de los recursos naturales, además de la emisión de gases y demás problemas que se puedan generar como consecuencia de los procesos productivos.
Parte de la sostenibilidad que caracteriza a este tipo de empresa, es que los esfuerzos se centran en aprovechar los recursos de la mejor manera, garantizando su uso racional y consciente, e implementando la utilización de materias primas que vengan de fuentes renovables o aplicando modelos de economía circular en los que se reutilicen materiales reciclables.
Impacto económico
El impacto económico no es más que una consecuencia directa de las acciones que realiza la empresa cuando mantiene alineados sus objetivos comerciales. No es un secreto para nadie, gran parte de los usuarios de hoy eligen a las empresas por el propósito que representa la marca y no por las características de su producto o servicio.
De acuerdo con El Economista de México en 2022, el 66% de los consumidores esperan que las marcas puedan atender problemas sociales a través de acciones sinceras y reales. Asimismo, el 53% dice estar dispuesto a pagar más dinero por marcas que se preocupen por impactar positivamente en la sociedad desde su propósito.
En todo caso, una organización que procure el cuidado del medio ambiente y además se preocupe de los problemas sociales, puede generar rentabilidad a corto, mediano y largo plazo.
Este patrón se repite en diferentes países de la región, en los que las marcas están descubriendo el poder que tiene el propósito para disparar las ventas y aumentar sus ingresos, porque ser sostenibles es una tendencia que está en aumento.
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